VILLAFRANCA DE CÓRDOBA
365 DÍAS PARA DESCUBRIRLA
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destacamos
Hay en Córdoba un lugar donde la sierra se encuentra con el río y el campo se rinde ante el rumor del Guadalquivir. A tan solo quince minutos, entre jaras, trigales y espejos de agua, está Villafranca de Córdoba, un pueblo que huele a tradición, a tierra viva y a historia antigua.
Desde lo alto, la sierra se asoma al valle y, al pie de sus laderas, las casas blancas de Villafranca miran hacia la campiña. Allí, en el preludio de Sierra de Cardeña-Montoro, el verde y el ocre se alternan según el paso de las estaciones. En primavera, las flores silvestres adornan los caminos de senderismo, y no es raro encontrar rastros del esquivo lince ibérico.
En verano, el frescor del Guadalquivir invita a navegarlo, mientras los niños ríen entre toboganes en el famoso parque acuático Aquasierra, el único de toda la provincia. Y cuando llega el otoño, el viajero cambia el bañador por botas de campo, y y se lanza a descubrir la sierra, el silencio y los senderos que cruzan los encinares.
Villafranca no se visita, se vive.
Puedes dormir en una cabaña sobre el agua, en un camping familiar, en un hotel acogedor o en un albergue con encanto. Y al despertar, tendrás que elegir: ¿volar en ultraligero y ver la campiña desde el cielo? ¿Recorrer las huellas del marquesado de Priego en sus edificios históricos? ¿O tal vez sentarte en una terraza a saborear unos huevos recién hechos, como preludio a la fiesta de la Gran Huevada?
Porque sí, aquí los huevos son comida y también cultura, fiesta e identidad. Como también lo son las romerías, los paseos entre olivares, las charlas al caer la tarde y los nombres de quienes marcaron el pasado del pueblo, como Alonso de Cárdenas Jurado o el sacerdote Luis Pérez Ponce.
Villafranca de Córdoba. 365 días para descubrirla.